Ya se habían tardado.
Empresas de relaciones públicas, monitoreo de medios, diseño de páginas web y cualquier otra relacionada con la comunicación y el internet se baten en un duelo a muerte que podría denominarse “a ver quien engaña a más clientes”… o algo parecido.
Seducidos por el creciente mercado de las redes sociales, dichas empresas no quieren quedarse atrás en la búsqueda de un pedazo del pastel que representa la necesidad de otras empresas, políticos e instituciones públicas y privadas de iniciar/mantener/desarrollar/potenciar su comunicación en la red, en particular a través de las redes sociales.
Y charlatanes hay muchos. Aquí han venido varios. Y hablo de empresas de comunicación grandes, con un tiempo considerable en el medio y reconocimiento en otros terrenos.
Todos con un común denominador: sin experiencia, sin un solo caso ya no digamos de éxito, sino de constancia y bases sólidas en materia de estrategias de comunicación digital, pero con un lenguaje bien estudiado y dos o tres tecnicismos que apantallarían a cualquiera.
En todas las propuestas se nota la ausencia de conceptos como “interactividad”, “credibilidad”, “comunidad”, “ciberactivismo”, “propuestas de política pública en materia digital”. Algo que le dé sustento a una estrategia de comunicación digital y que sea efectiva en el tiempo.
Mucho menos una propuesta de análisis y monitoreo de datos que permita ajustar/mejorar/comparar una estrategia frente a la de los competidores. Nada. Ni un mínimo asomo de saber cómo insertar las redes sociales en una estrategia general de comunicación con objetivos claros y creíbles.
El rechazo a la política y a los políticos, particularmente en internet, hace necesario generar estrategias creativas, sólidas y con credibilidad que no solo mejoren la posición de tal o cual candidato, sino que contribuyan también a una mejor forma de hacer política y que abra los espacios necesarios para que la sociedad participe y se beneficie de ella.
“Te consigo 100 mil fans en un mes” o “¿Cuántos followers quieres?” es la mayor oferta.
Se acercan las elecciones presidenciales y estos “expertos” crecen como hongos, y andan muy campantes ofreciendo sus servicios, exhibiendo su desconocimiento y su falta de ética.
Les dejo una joyita. Tengan cuidado.
No diré el nombre de la empresa pero el diálogo fue más o menos así (E = Empresa, C = Cliente)
E.- Nosotros podemos ayudarte en tu estrategia de redes sociales, manejamos tus cuentas de Facebook y Twitter. Analizamos qué mensajes hay que poner. Si es necesario decir “buenos días” pues decimos “buenos días”. Conocemos bien el lenguaje de las redes sociales. Haríamos boletines de 140 caracteres. Nada de poner enlaces, nada de que te vayan a leer en tu página.
C.- ¿Y qué me ofreces?
E.- Pues mira, nosotros tenemos infraestructura para que todo lo que digas en tuiter sea retuiteado miles de veces.
C.- ¿Ah, sí? ¿Y cómo haces eso?
E.- Pues... la verdad, son robots. Bueno, un chavito que está detrás de la computadora y maneja más de 20 cuentas y le da RT a todo lo que tú dices.
C.- (fingiendo) ¿Y es así como debe hacerse?
E.- Claro, nosotros expertos. Es más, si tú me dices quiero 7 mil followers más, nosotros nos abocamos a eso.
C.- ¿Y en Facebook?
E.- Ahhh, en Facebook es más fácil. Ahí todos somos amiguitos.
C.- Oye, ¿Y haces manejo de bases de datos, generas comunidad?
E.- Por supuesto, hacemos una base de datos y luego les mandamos mails.
C.- ¿Y esto cuánto me cuesta?
E.- Pues depende lo que quieras…